DE ESE FRUTO NO COMERÁS

Enseñar lecciones morales, hoy, no es tarea fácil. Un buen sector de la juventud nos diría: "Ya no queremos más sermones, no más discursos". Sin duda no es sencillo encontrar la manera de hacerlo sin ser tenidos por anticuados o pertenecientes a una generación ya en extinción.

Así, en este intento de instalar valores y de enseñar el camino de la fe, aparece este singular libro que, en un estilo narrativo y por momentos novelesco, ofrece al lector de todas la edades un enfoque nuevo y a la vez sumamente cautivador, que lo va atrapando con el relato y las aventuras de una civilización siempre misteriosa e interesante.

El autor, docente de profesión y de vocación, utiliza hábilmente la inducción para llevar a los lectores desde la inescrutable Amazonia, como escenario principal, hasta el salón de clases virtual, donde con letras claras y resaltantes propone sus enunciados, los que van fijándose sin esfuerzo alguno en la conciencia misma. Ambos escenarios son para él muy próximos y en ellos se desenvuelve con soltura. También utiliza relatos de la vida diaria, en los cuales él es testigo de primera fila para luego extraer lecciones trascendentales.